
Conocido como el padre de la arqueología peruana. Julio C. Tello Rojas nació en Huarochirí el 11 de abril de 1880, provincia de Lima. De familia campesina, antes de ser el gran investigador de las culturas peruanas tuvo que enfrentar un largo camino para ser profesional.

Ingresó a la facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en 1901. Para poder pagar sus estudios trabajó en la Biblioteca Nacional del Perú, donde recibió el apoyo de Ricardo Palma. También fue importante en su formación el sabio Sebastián Barranca, quien lo introdujo al estudio de las lenguas antiguas de los andes.
Entre 1903 y 1904 fue conservador del Museo Raimondi. En ese lugar tuvo acceso al informe anual de la oficina norteamericana de Etnología de 1897, donde pudo conocer el trabajo de los doctores Manuel Antonio Muñiz y W. J. Mac Gee sobre las trepanaciones craneanas en el Perú. Lo que atrajo su atención fue constatar que uno de los cráneos trepanados era de Huarochirí, su tierra natal.
Desde entonces nació en él un interés por la antropología y el estudio de las enfermedades antiguas. De regreso a Huarochirí, Tello reunió cráneos para continuar la investigación.
En 1906 realizó su primera conferencia en Yauyos, mostrando sus hallazgos en torno a los cráneos estudiados de Huarochirí.
Para entonces, Tello había ingresado a la carrera de medicina donde obtuvo el bachiller en 1907. Continuó sus investigaciones para sustentar su tesis de doctorado en 1909, titulada “La antigüedad de la sífilis en el Perú”. La tesis estuvo dedicada a Ricardo Palma, quien había apoyado a Tello. Además de la aprobación de la tesis, Tello logró que la facultad de Ciencias de San Marcos adquiriera la colección de cráneos para formar el primer museo de anatomía patológica.

La tesis de Tello no solo se dedicó a describir las evidencias de la sífilis en los restos óseos estudiados, también utilizó información de los vocabularios quechuas y las crónicas del siglo XVI y los viajeros del siglo XIX. También utilizó la información de la cerámica prehispánica.
Su trabajo analiza la vida sexual de los antiguos peruanos y la difusión de la sífilis, enfermedad venérea que llegó a ser una verdadera epidemia durante el reinado del inca Huayna Cápac. No deja de referirse a otras enfermedades como la gonorrea, la verruga y la uta.
Tello había atribuido que la lesión encontrada en los cráneos a la sífilis, dejaba rastros en los cráneos, causando deformación y mutilación de la nariz y la piel, algo que encontró presente en los huacos antropomorfos. Entre las conclusiones más saltantes de su estudio anota: “Las lesiones patológicas observadas en cráneos provenientes de antiquísimas tumbas y habitaciones de los peruanos, parecen ser debidas a la sífilis”.
Así llegó el auspicio del primer gobierno de Augusto B. Leguía, para continuar sus estudios de antropología en la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, donde permaneció entre 1909 y 1911. Conoció allí a los grandes antropólogos de su época Franz Boas y Alex Hrdlicka. En el año 1912 viajó a la Universidad de Berlín para seguir con sus estudios de antropología. Tello había estudiado ciencias y medicina, pero en el camino fue descubriendo su interés por la antropología, que lo conduciría finalmente al estudio de la arqueología. Estos fueron los primeros años de la carrera de Julio C. Tello. (Fuente: Juan José Pacheco Ibarra, en la publicación de Edgar Jhonatan Rojas Núñez / Facebook).