
En todo negocio, al margen del tamaño que sea, debemos hablar de gestión estratégica, en especial debería evaluarse los riesgos estratégicos, aún antes de tomar una decisión para el negocio.
Uno de los aspectos fundamentales que debería evaluarse son los riesgos. Por ejemplo, si un emprendedor desea abrir otro negocio o cambiarse de ubicación, o vender nuevos productos. Asuma la responsabilidad de un negocio que usted conozca, no se deje llevar de la famosa frase:” Este negocio da plata”. Recuerde que así, sea poco, será su dinero el que invierta.
Conociendo esos riesgos, ello servirá para asegurar el dinero que se invertirá para lograr esas metas. Aún así, consulte con gente que ya estuvo en ese negocio o tiene experiencia. Somo siempre digo en mis exposiciones, no podemos vender helados en Alaska.
Sin embargo, para lograr estos objetivos y conocer esos riesgos, el emprendedor debe tener una gestión adecuada de riesgos, porque en caso contrario nunca se conocerán qué tipo de riesgos que tendrá. Conocer, por ejemplo, donde está concentrado la mayor probabilidad de riesgo en la cual si ocurre un siniestro se puede perder una cantidad significativa de dinero. Es decir, cuál será el impacto que ocasionará la pérdida financiera.
La falta de esta herramienta de gestión es una de las fallas que tienen las organizaciones. Por esa razón, a veces los negocios no tienen los resultados que se esperan, precisamente por no implementar una gestión de riesgos y fomentar un cultura de control y riesgos.
Después de la constitución de la empresa, el siguiente paso debería ser cómo se organizará para empezar a vender.
Por muy pequeño que sea el negocio, se debe conocer los riesgos de mayores impactos para tomar una decisión y corregir o que está mal.
Todo negocio pretende alcanzar objetivos que son las metas a alcanzar. (CSM)