
Escribe César Sánchez Martínez / LIMA
Se afirma que una persona prudente es sabia. Efectivamente esa frase es una gran verdad. Sólo las personas sabias saben tener a la prudencia como un estilo de vida. Son reservadas, evitando chismes y murmuraciones. Es más, algunas veces sentimos la presión de otras personas para actuar como ellas lo hubiesen hecho ante determinadas circunstancias. Generalmente, las personas esperan que todos actúen bajo un “espíritu de cuerpo”, basado más en la amistad que en los principios y valores. Muchas veces se defiende a las personas a pesar de sus errores y faltas éticas, sólo por el “amiguismo” y no porque es la verdad. Un líder es una persona prudente, ante todo. Puede escuchar muchas cosas, las guarda y no las difunde. No está en problemas o controversias sobre quién dijo la verdad o no.
Tampoco se mete en chismes o murmuraciones. No toma partido por un grupo, es imparcial y toma las decisiones correctas.
La prudencia es una virtud que no la tiene cualquiera, pero tampoco es algo imposible de alcanzar. Se aprende a ser prudente. La prudencia evita muchos problemas y es una noble tarea que conlleva a la concordia, unidad, armonía y paz. La prudencia es para personas valientes.

Un líder no anda entrometiéndose en cualquier asunto. El liderazgo es una posición que se gana con el ejemplo, la influencia y el servicio. Es fácil identificar al líder, razón por la cual la prudencia debe ser su bandera. No obstante, si se tiene que defender una verdad, lo hace con autoridad y precisión, sin ambage alguno.
Existe un dicho popular que afirma: “La verdad ofende” o “la verdad siempre duele”. Pero eso pasa con personas mediocres. Un líder puede estar al frente de la verdad, pero la prudencia lo refina. La prudencia no es diplomacia, sino saber decir la verdad, así duela, pero como conviene. Como diría el apóstol Pablo en su carta a la iglesia de Corinto: “Todo me es lícito, pero no todo conviene”.
Se aprende la prudencia que es la antesala de la sabiduría, pero ser prudente es más que ser una persona reservada. Hay personas que tienen esa práctica, no se meten en problemas y guardan bajo siete candados un secreto, pero no hacen nada por cambiar la realidad.
Un líder siempre busca cambiar la realidad, al menos, cuando ésta es monótona, tradicional y habitual. Tampoco se trata de cambiar por cambiar cuando las cosas están por buen camino. Rompe con los paradigmas.
A veces hay que ser disruptivos. Es decir, proponer cambios radicales que prometan mejorar la competitividad personal, las relaciones grupales y las costumbres.
Se afirma que la prudencia es la capacidad de pensar positivamente. Es decir, pensar siempre en lo correcto, en lo que es bueno para los otros. Si una palabra o actitud va a perjudicar a otras personas, mejor no hacerlo o decirlo.
Siempre hay riesgos por asumir que, en el ámbito de la administración de los riesgos integrales, se pueden transformar en siniestros, si no se toman las medidas adecuadas. La imprudencia ocasiona catástrofes en las relaciones humanas.
Por eso, frente a determinados acontecimientos o actividades hay que saber pensar para actuar o gestionar correctamente. Aún algunas personas cuando callan son tomadas como prudentes.
El líder no necesariamente tiene que decir algo en todas las circunstancias. No tiene la obligación de tomar, por ejemplo, la palabra en una sesión o asamblea. Es notorio que, en sesiones o asambleas, siempre son las mismas personas quienes hablan y muchas veces, sus propuestas no son las correctas.
Es verdad que hay riesgos posibles que asumir, pero para ello, una buena reflexión trabajada con antelación o con el concurso de otras personas, puede ser la decisión correcta para asumir o gestionar. Aún un líder busca consejo en otros.
CESAR SANCHEZ MARTÍNEZ (Lima 1957). El autor es escritor y periodista colegiado, especializado en Economía y Liderazgo. Se formó en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y Universidad ESAN. Ha realizado estudios de especialización en Buenos Aires y Montevideo. Desarrolló cursos y diplomados en España, Turquía, Estados Unidos, Argentina, Colombia y Ecuador. Ha ganado algunos Premios de Periodismo y ha escrito más mil artículos en diversas publicaciones de América Latina, Estados Unidos y España. Como coach-mentor es conferencista en temas de Liderazgo Emprendedor y es director del diario digital CERTEZA y del blog del mismo nombre que tiene más de medio millón de visitas. También dirige el blog periodístico evangélico SCRITURA que registra más de 13,000 visitas.