
Debemos aprender una hermosa lección de vida: Evitar tener una mentalidad de víctima. Esa mentalidad o forma de pensar no nos lleva a ningún lado. Nos mantiene inmóviles para hacer algo positivo y productivo. Quizá ninguna persona venga a rescatarnos, todo dependerá de uno mismo. En efecto, seremos nosotros mismos quienes nos liberemos de ataduras que sólo limitan nuestro crecimiento como personas creativas e innovadoras. No tengamos esa mentalidad de víctima, por el contrario, pensemos en ser ganadores, porque aún perdiendo una batalla en la vida debemos ser grandes luchadores, donde, quizá, nos vencieron, pero con dignidad. Entonces, somos grandes.