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El liderazgo es motivador en todas sus facetas. Nos referimos a un liderazgo motivador per se, es decir, a la naturaleza motivadora que está en sí misma. Esa motivación tiene un norte y un propósito. En nuestros tiempos hay corrientes y tendencias que promocionan a la motivación como ser positivo y tener ganas de hacer o lograr algo. No nos referimos a esa concepción, sino a la motivación que está intrínsicamente en el liderazgo. El liderazgo por ser motivador per se, busca siempre una reacción positiva y aleccionadora en las personas. Influencia para que los seguidores o discípulos tengan objetivos claros y trabajen siguiendo esos fines. No busca lo suyo ni pretende servirse de las personas. El Liderazgo motivador tiene un norte y un propósito en la vida. El norte es que las personas que siguen al líder sean consecuentes, positivas y posean una actitud diferente respecto a los demás. El propósito es influenciar y servir a los demás.
La interrogante que todos deberíamos hacernos sería: ¿Cuál es el propósito de nuestra vida? La influencia constructiva debe llevarnos a alcanzar nuevas y mejores metas. Quienes practican el liderazgo motivador edifican vidas, animan a los demás y viven para servir. Hay un adagio popular que reza: “Quien no vive para servir, no sirve para vivir”. Detrás de ese dicho existe una gran verdad que todos debemos valorar.
La motivación en el liderazgo significa que el líder siempre continúa adelante, no obstante, existan pruebas y dificultades en el camino. Muchas veces esta parte se confunde y hasta se cree que se “desnaturaliza” el concepto. Es normal que en la vida se presenten muchas vicisitudes, así como tiempos buenos o malos, pero no es que la “procesión vaya por dentro”, sino que hay un control (equilibrio) para continuar adelante. El líder continúa a pesar de las pruebas.
En la milicia existe un dicho cuando en una guerra caen los jefes y dice: “El comando nunca muere”. De eso se trata, el liderazgo nunca muere. No es que el líder sea inhumano o no tenga sentimientos, sino que sabe que todo está bajo control. Existe un equilibrio en su vida. Es fácil decir: “Sé positivo”, “Tú puedes” o la famosa frase “Sí se puede”. No es eso, porque cuando vienen las pruebas, todo se cae y se desmoralizan las personas. El liderazgo motivador es más que una frase. Es un estilo de vida basado en la actitud de las personas.
Si la motivación es per se en el liderazgo, entonces, estamos hablando de la esencia misma del liderazgo. Hasta podríamos decir que es transversal a la actividad del ser humano.
¿Qué pasa cuando todo se cae? Simplemente, se empieza de nuevo. De ahí que este tipo de liderazgo es constructivo. Es decir, edifica aún en tiempos de prueba.
La motivación no está basada en valores que duran poco o son efímeros. Es todo lo contrario, se pretende crear en la otra persona actitudes positivas, mente abierta y constructiva, y un nuevo estilo de vida.
Sin embargo, esta motivación sí se basa en valores éticos y morales que trascienden y que lo impulsan a ser mejores personas cada día. Saber cuál es el propósito de vida induce a las personas a ser mejores, a practicar principios éticos, a considerar a los demás como parte del servicio, y ser ejemplo para que otros sigan nuestras huellas.
El liderazgo motivador no es egoísta, ni ególatra. Siempre está pensando en los demás, porque ese es el norte para seguir.